Debo decir que luego que Michael Jackson y Prince reinaran en los 80’s, mis gustos siempre se inclinaron por la música blanca. Para ser más exactos, mi gusto buscaba a los herederos-o imitadores- de la Velvet Undeground. Bueno, me refiero a que no hubo artista negro que llamara mi atención (Public Enemy fue una bofetada cuyo efecto me duró demasiado poco) ya que no se puede negar que la música negra siempre ha ejercido gran influencia en el rock, sea independiente o no. Si bien con el paso del tiempo fui descubriendo clásicos de la música negra, las figuras contemporáneas no me atraían en lo más mínimo, ya que todo se reducía a machismo barato u ostentación, en pocas palabras los tópicos del género que desde hace años domina junto al R&B las listas de venta estadounidense: el rap. Lo curioso es que el personaje que llamaría mi atención casi de la misma manera que Michael Jackson lo hizo en su día se hizo conocido desde ese mundo bañado en oro, pantalones holgados, camisetas de básquet, coches lujosos y mujeres exuberantes. Su nombre, Kanye West.
Para muchos “My Beautiful Dark Twisted Fantasy”, el último disco de West, es el mejor y punto. Para mí, ese artista que mezclaba como ninguno la música negra con la blanca, ha logrado culminar un trabajo de madurez, en donde las intenciones perseguidas en cada álbum precedente se ven materializadas. Un disco que atesora muchas ideas, y para ello hace uso de géneros en principio distantes como son el pop, la electrónica, el krautrock, el rap, entre otros. Como si fuera poco, una orquesta resalta al son de violines canciones como “So Appalled” o “All Of The Lights”, que demuestran un matiz más maduro del artista. Las canciones se bambolean entre la euforia y la tristeza, entre el egocentrismo propio de West y la fragilidad con la que se muestra en algunas canciones, las que nacen del hedonismo, pero que son tratadas de una manera inteligente, sin vulgaridad, ya que son historias que adquieren su real dimensión en medio de la música. En cuanto al sonido, lo encontramos más redondo, más trabajado, no por algo trabajaron en el álbum alrededor de 5 productores. Ni que hablar de los colaboradores, ya que encontramos nombres como Jay Z, Elton John, Beyonce, Rhianna o Alicia Keys, entre otros. La producción del disco ha costado, al parecer, 2 millones de dólares, y apreciando los acabados y la complejidad del álbum se puede entender. Un disco que no será indiferente para los amantes de la música negra y, probablemente, permitirá a los melómanos en general apreciar las numerosas posibilidades de la misma. Kanye no baila ni canta como Michael Jackson, pero te lleva a sitios insospechados y, al menos, su carrera es más estable de la que fue la del malogrado rey del pop.
My Beautiful Dark Twisted Fantasy
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