La mayoría recuerda a Ultravox por la época en que no paraba de confeccionar hits. Eran los tiempos de Vienna, y el synth pop diseñado para la masa. Eran los tiempos en que Midge Ure remplazó a John Foxx en la tarea de comandar a una banda que no había tenido éxito a nivel masivo. Es que Foxx siempre tuvo como prioridad desplegar su talento artístico, por encima de cualquier reconocimiento por parte de la prensa especializada y/o el público. Luego de un alejamiento momentáneo en la segunda mitad de los 80´s, el inglés regresó inspirado en la segunda parte de la década siguiente, produciendo discos de enorme valía que perseguían la grandeza del “Metamatic”, debut y obra definitiva de Foxx. Sin embargo, para el 2011 nos sorprende con “Interplay”(quizás su segunda obra en importancia), disco que nos transporta a los tiempos en que el synth pop era el camino para soñar con el futuro. Con un esqueleto rígido heredero del krautrock, las canciones también muestran el aliento gélido de los sintetizadores, la voz metálica de Foxx, y la emoción que viene a ser la suma de las partes. Un disco que nos recuerda el valor de este hombre en la concepción de un mundo inimaginable dentro del universo de la música pop.
Interplay
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