La música dance inglesa lleva cerca de diez años dándole un repaso importante en calidad (no tanto en ventas) a su ex-colonia del otro lado del Atlántico, además de ser la única respuesta europea al imperio electro-pop y dance escandinavo, con gente tan importante e innovadora en la música de baile reciente como Katy B, Benga, Zomby, Rudimental, DJ Zinc, Little Boots, Roisin Murphy o Chase and Status. De los más jóvenes de todos ellos (23 y 19 años), de los que han sufrido un ascenso más meteórico (su ascenso final se produjo sobre todo desde octubre de 2012) y de los que tenían el medidor de hype de los fans más por las nubes, Disclosure por fin publicó su debut a mediados de este año, para regocijo de los amantes del deep house, el two-step, el garage y los sonidos más noventeros del dance inglés.
Settle, que es como se llama su debut, suena, como ya hemos dicho antes, a garage y deep house de corazón noventero y algunos (pocos) detalles contemporáneos, pero sobre todo, como atestigua su éxito de ventas, es un disco con alma pop. No hay desarrollos largos, ni introducciones atmosféricas, ni nada que huela a la etiqueta “progressive” en su propuesta: cada uno de sus 14 temas es un trallazo de no más de cinco minutos, directo, bailable, de producción impecable y de estribillo extremadamente pegajoso, conformando un disco lleno de trallazos que, cierto es, no suena especialmente innovador (lo que más le han criticado sus detractores), pero que es tremendamente disfrutable tanto con la cabeza y oídos como con los pies. Además tiene a favor que es uno de los discos mejor secuenciados del año: cada canción fluye de manera natural hacia la siguiente, manteniendo el momento como en las mejores sesiones desde la más electro-funk-ochentera [When The Fire Starts To Burn (uno de los cortes más puramente bailables del disco) hasta el más relajado final con la excelente Help Me Lose My Mind, lo que permite, además de darlo todo en la pista con sus singles, escuchar el disco de manera completa.
Hay muchas colaboraciones vocales, y de nuevo cosa rara en un disco de estas características, todas rayan a un nivel alto como poco. Algunas son más conocidas: Jessie Ware derrocha clase y sensualidad en Confess To Me (recuperando el sonido de los bajos más dubstep en clave bailable, casi nada), el infravalorado Jamie Woon le antecede en la deliciosa January, y también brillan Aluna Francis (AlunaGeorge) en la más RandB (y más cercana al sonido de AlunaGeorge) White Noise y Eliza Doolittle en You And Me, dos de los tres singles publicados desde octubre de 2012 y que llegaron hasta el top 10 de las listas británicas. De las menos conocidas, Sam Smith y Hannah Reid (vocalista de London Grammar) brillan en Latch y la ya mencionada Help Me Lose My Mind , pero el mayor descubrimiento del dúo, y uno de las estrellas emergentes más brillantes de la escena inglesa, la londinense Sinead Harnett, ve relegada su excepcional Boiling (una de las más garageras del duo) a bonus track de la edición deluxe del disco, decisión que todavía hoy no alcanzo a comprender, y que me sigue pareciendo una pena.
Aún sin este tema, Settle es un debut que supera el importante hype que el dúo se había ganado en 2012, y que, si bien no deja de ser una revisión de sonidos pasados, está hecho con tanto gusto, elegancia, precisión y densidad de pepinazos por minuto que habría que ser un poco asustanciao (viva José Mota) para no pasárselo de miedo con él. Tan sólo un consejo final: intenten conseguir la edición deluxe como sea, porque temas como Boiling o su ya mítico remix de Running de Jessie Ware merecen la pena el desembolso extra.
Mi nota: 7.5 (8 para la edición Deluxe)
Mis favoritas: When A Fire Starts To Burn, Grab Her!, Confess To Me, Boiling (edición Deluxe)
Settle