Como comenté en su momento, este año fue difícil mantener activo el blog por una serie de razones, y sin embargo me encuentro aquí minutos antes de la navidad escribiendo uno de los últimos post del año donde selecciono lo que según mi criterio son los mejores álbumes del 2015. La elección fue complicada, sobre todo porque han habido grandes discos, y señalar a 1 como ganador es injusto si nos aferramos a criterios fijos. Pero como esto es música, y por lo tanto el componente subjetivo es más poderoso, hice un ligero cambio en el top 5 luego de escuchar esta última semana repetidamente uno y otro álbum. Si bien la mayoría de listas especializadas señalan a un álbum como ganador indiscutible, yo trataré de sumarle al criterio objetivo mi propio gusto, que tan solo manifiesta un sentir y no solo un pensar. De todas formas, y como lo repito siempre, todo ranking es arbitrario si es que no se recurre al factor cuantitativo que pueden ser unas votaciones. Cualquiera dentro de este top 10 pudo ser la ganadora, pero como repito, este año también definió mi gusto particular, y creo que es razonable teniendo en cuenta que esto es un blog y sin ese carácter individual no tendría razón de ser. Basta de palabras, solo escucha y suspendete. Feliz Navidad!
10-Floating Points-Elaenia
Muchos nos sorprendimos con Elaenia, álbum debut de Floating Points, proyecto del DJ Sam Shepard, que muy por el contrario de lo que esperaba el público (es decir música de baile similar a la expuesta en sus singles precedentes) entregó un debut basado en el jazz, el funk clásico, el soul sesentero y la etapa post rock de Talk Talk. Solo basta tener contacto con Elaenia para poder apreciar dichas influencias, que se exciben en los detalles jazzisticos, en la melancolía presente en los ambientes diseñados, en los silencios. Leí el otro día que Shepard es neurocirujano de profesión, y que Elaenia es un esfuerzo por plasmar arquitectónicamente habitaciones de hospitales. No sé si realmente logró plasmar las imágenes que tenía pensado, pero creo que probablemente se acerca bastante ya que las canciones son estructuras casi perfectas de las que brotan colores pálidos. Shepard arriesgó con su debut, y creo que aprobó con un sobresaliente.
Holly Herndon es considerada por muchos como la Laurie Anderson del nuevo milenio, y eso no es poca cosa, sobre todo porque no se trata de una exageración. El segundo trabajo de Herndon es el conceptual Platform, álbum que explora la interacción entre el ser humano y la tecnología. En varias entrevistas, la norteamericana manifiesta su fascinación por internet, y en general por la tecnología, manifestando que no puede vivir sin su laptop. Pero no estamos hablando de alguien que utiliza, por ejemplo, internet como un ente pasivo con el cual se inspira, sino que más bien lo utiliza para la creación de sus canciones, extrayendo recursos del lenguage del cyberespacio para crear canciones estructuradas geométricamente. Sin embargo, a pesar de la tendencia algorítmica, no estamos ante canciones despojadas de humanidad, porque Herndon utiliza su voz como recurso humanizante, transformándola gracias a su amada tecnología en lo que ella desea. Platform es un disco complejo por su carácter conceptual pero que finalmente se termina disfrutando porque felizmente también existe el placer intelectual.
La sensación que se obtiene al escuchar "Sometimes I Sit and Think, And Sometimes I Just Sit", debut en largo de la australiana Courtney Barnett, es de adrenalina pura. Barnett, quien muestra el talento adelantado hace un par de años con el EP Avant Gardener, tiene el talento para crear historias acerca de la cotidianidad, sus pequeñeces, y lo absurdo que resulta la vida por momentos, todo con un tono abrasivo, que se muestra entre la euforia y la histeria, sin dejar en ningún momento esa tendencia melódica. No pocos la están comparando con esa tradición de cantautores aparecidos en los 90's, sobre todo con Liz Phair, quizás por ese tono seco presente en su voz, que da carácter a cada canción. Las once canciones que contiene este álbum se enmarcan dentro de la tradición folk rock, y por ese hecho se hace universal, pero por la agudeza de Barnett a la hora de observar lo cotidiano en temas reconocibles para cualquier mortal, entonces estamos frente a un álbum que puede ser asumido desde un punto de vista particular. "Sometimes I Sit and Think, And Sometimes I Just Sit" es un logro por ambos lados.
El quinto álbum de la noruega Susanne Sundfør, Ten Love Songs, me resulta fascinante de principio a fin ya que no solo confirma lo logrado con sus álbumes anteriores, sino que al parecer consigue balancear todas las virtudes mostradas hasta el momento. Por encima del electro pop característico, planea aquella voz (mezcla de Zola Jesus, Sharon Van Etten, entre otras) capaz de abordar diversas emociones, cálida en esencia, sorpresiva cuando cambia repentinamente de registro, por momentos litúrgica, como si quisiera elevar las sensaciones terrenas a altares sacros. Ten Love Songs trasciende el caramelo pop para situarse en un terreno fértil de múltiples lecturas, reuniendo lo mejor del pop nórdico, el techno, la formación clásica de su autora, dejando como resultado diez canciones que sobresalen por su atractivo melódico, su halo espiritual y su honestidad por sobre todas las cosas, ya que solo la honestidad puede crear álbumes tan intensos y hermosos como este quinto de la noruega Susanne Sundfør.
A estas alturas To Pimp A Butterfly es elegido casi unánimente como el disco del año por la mayoría de publicaciones, incluidas las más prestigiosas. Hasta el presidente Barak Obama manifestó que su canción favorita del año es “How Much a Dollar Cost” del artista norteamericano. Si bien Lamar adelantó de lo que era capaz con el también extraordinario Good Kid, M.A.A.D. City, es con su nueva entrega que logra consolidarse como el rey del género, artista en la forma pero también con respecto al fondo, y quizás por ello se podría decir que To Pimp A Butterfly es lo que sería la gran novela estadounidense del nuevo milenio. Las virtudes del álbum son demasiadas y saltan a la vista: el realismo utilizado que aborda la situación de su sociedad, en especial la relacionada con la comunidad afro-americána de la que es parte, pero también acerca del sueño americano y sus paradojas que de cierta forma vive en primera persona. Pero si el concepto de por sí es atractivo, Lamar hace uso de su cultura musical para confeccionar un álbum rico en sonoridades, alimentándose de diversos géneros, como el jazz, el soul, el funk, el r and b, invocando en cada canción el alma y talento de luminarias de la historia musical norteamericana tales como Marvin Gaye, Miles Davis, Sun Ra, Curtis Mayfield, Funkadelic entre otros. Solo un talento descomunal es capaz de lograr tremendo resultado sin morir en el intento. Produce Flying Lotus, y participa la aristocracia de la música negra, tanto pasada como actual (George Clinton, Pharrel, Thundercat, Snoop Dogg, entre otros) Curiosamente no aparece ninguno de los susodichos en la portada de To Pimp A Butterfly, aprovechando la imagen de aquellos como tirón publicitario, sino reúne a un grupo de niggas anónimos que son los que en realidad inspiran este álbum, signo de su tiempo,
Carrie and Lowell es la elegía compuesta por Sufjan Stevens para reconciliarse con su malograda madre quien dejó de existir el 2012. Ella era Carrie, quien al parecer no fue una madre que cumpliera a cabalidad su rol, incluso abandonando a un recién nacido Sufjan cuando apenas era un bebe. Pero dentro de la historia personal del artista de Detroit también estuvo Lowell, padrastro quien ayudó a Sufjan a fundar Asthmatic Kitty, sello desde el que edita su discos. Al parecer, fue la nueva pareja de su madre quien ayudó en dar cierta estabilidad a nuestro héroe. Pero bueno, estos dos personajes fueron la semilla para crear el hermoso "Carrie and Lowell", que sin embargo tiene la particularidad de traspasar la piel y los sentidos para finalmente devorar los corazones. El álbum es austero en cuanto a sonidos, la voz de Sufjan es el centro de gravedad, cálida y a la vez fantasmal, elevándose en una especie de oración que intenta reconciliarse con aquel ser difícil quien le dió la vida. Carrie and Lowell tiene ese carácter espiritual que inspira tristeza, pero también esperanza, como esa analogía recurrente en los films de las palomas que se echan a volar hacia el horizonte infinito, como si la muerte nos llevara de verdad hacia un lugar en la que pronto nos encontraremos todos. Stevens deja la grandilocuencia para mostrarse íntimo, buscando la reconciliación con su madre, pero también con el mismo.
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Es indudable que cada canción de Currents, la nueva entrega de Tame Impala, es un intento de Kevin Parker de explorar, no solo sus posibilidades como songwriter sino también de soundwriter. A diferencia de sus álbumes previos, las guitarras dejan de ser el centro de gravedad de las canciones, porque antes que nada son un todo, compacto, motivo por el que cada una de ellas suena consistente muy al margen de la dependencia a la explosión eléctrica. Además, muestra las posibilidades de quien sabe usar un estudio de producción. Recuerdo que lo primero que se me vino a la mente cuando escuché el disco por primera vez, es que estaba escuchando pasado y futuro al mismo tiempo, por esa deuda evidente con el rock setentero, y los efectos y arreglos que ponen a las canciones más allá del presente. Hasta la voz aniñada de Parker gana en expresividad y me parece menos antipática que de costumbre, y, por momentos hasta la encuentro entrañable. No se equivoquen, Currents es distinto a los primeros dos trabajos de la banda, pero mantiene esos "rasgos Tame Impala" que confirman a Kevin Parker como parte de la aristocracia de músicos más selecta de su generación.
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Recuerdo que la primera vez que escuché "Loud Places" la sensación que tuve fue de estar en algún momento de una fiesta, más o menos, a la cuatro de la mañana, osea, cuando uno se siente de cierta forma cansado, un tanto borracho, quizás drogado, pero siempre hyper consciente de lo que pasa alrededor, como viendo moverse todo en cámara lenta, con un sonido amortiguado por nuestras sensaciones soñolientas. Y sin embargo es una fiesta de la queremos seguir paticipando, eso sí, con una conciencia de nuestra individualidad (¿de nuestra soledad?) patente. Cada canción de "In Colour", debut de Jamie XX, celebra a la cultura del baile, pero no solo desde un punto de vista hedonista, sino sobre todo emocional. Se siente cada canción como si perteneciera a un concreto y determinado espacio, con vida propia, relleno de corazones, juntos pero no revueltos. Las selecciones realizadas por el miembro de The XX para confeccionar sus canciones son las correctas, tanto en los samples empleados como en la distribución de las canciones, quedando también en descubierto la amplia cultura musical de alguien que no llega a los 30 y su sapiencia como para ser lo suficientemente ecléctico y escoger dentro de un rango que va desde Idris Muhammad, pasando por Burial, hasta Aphex Twin. Y es que los purismos felizmente van muriendo. El resto es noise, puro y hermoso. No puedo dejar de mencionar que hay ecos de su banda madre en el disco, oscuridad, minimalismo, y sensualidad, no por nada sus compiches (Romy y Oliver Sim) colaboran en el álbum. "In Colours" es un debut que nos recuerda que en una fiesta no todo es hedonismo, también hay gente observando, sintiendo silenciosamente a través de los otros.
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Art Angels, el último álbum de Grimes, es un logro por donde se lo mire. De una primera impresión parecería que la intención de Claire Elise Boucher con este nuevo trabajo es ingresar por fin a la radio y convertirse en una mega estrella mundial. No por nada intento colar en la radio una composición suya a través de Rhianna, cosa que no sucedió por el rechazo de dicha canción por parte de la morena de Barbados. Luego del fiasco y al parecer luego de un cambio del proyecto que iba a ser una especie de "Visions 2" , la canadiense se mete al estudio para crear un álbum que si bien iba a sonar algo más condescendiente con el oyente promedio, osea un aparente pop, ella no iba a dejar esas señas de identidad que la convierten en una autora fuera de este mundo, que utiliza elementos de los más diversos para crear esos mundos en los que se convierte cada una de sus canciones. Boucher es una muestra más de los jovenes compositores de este último lustro: no se van con poses, se alimentan de todo elemento sonoro sin importarle su procedencia. La canadiense hace uso del k-pop, y no se hace problemas en insertarle destellos punk, o una guitarra jangly que se ubique debajo de la epidermis de cada canción, por momentos se oyen ecos del shoegaze, en fin, todo procesado y transformado en un formato pop engañoso, porque al final Grimes sigue siendo lo suficientemente extraña como para dar el gran salto al estrellato, y creo que ese ha sido parte del plan. Cabe resaltar, y aquí otro de los triunfos, que Boucher ha compuesto, escrito, ejecutado, producido y hasta ha sido el ingeniero de sonido para este portentoso Art Angels. situación que la coloca muy por encima del promedio de artistas, aunque ella no renuncia a ese amateurismo que es seña de su identidad artística. Cuando escuché "Realiti" me dije a mi mismo que probablemente Grimes sea la Madonna de este nuevo milenio. Inmediatamente recapacité y me dije, pero además de la estética, Grimes, escribe, ejecuta,etc, quitando ese femenismo puteril de la "Chica Material", remplanzándolo por un feminismo encarador, aguerrido, y talentoso. Si medimos a las 2 según los criterios de ahora, pues lo de Grimes tiene muchísimo más mérito. Y Boucher sigue creciendo, ¿el cielo es el límite?
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¿Y Julia Holter se volvió humana? El caso es que aparcó lo etéreo y se sumergió en lo cotidiano, adoptando colores terrenos para expresarse acerca del amor y sus devaneos. Holter abraza el pop, en tanto a sus formas más reconocibles, y sin embargo mantiene el halo misterioso que suele destilar en cada trabajo. Have You In My Wilderness está compuesto por 10 canciones que resultan embelesantes, no solo para los sentidos sino también para el alma. La instrumentación clásica persigue el pop, y la voz de Holter, esta vez en un primer plano protagónico, sobrevuela, conjugándose con las melodías, departiendo con los arreglos. Julia Holter logra con esta nueva entrega, maravillosa tanto en el fondo como en la forma, consolidarse como una de las artistas mas importantes de los últimos años, acercándose con este nuevo paso a un público más amplio, aunque sin perder su categoría de autora, y ese es un mérito que muchos intentan durante toda una carrera y que muy pocos logran.