Siempre se ha relacionado la intensidad mundana con el rock. Es una relación que se ha ido acrecentando con las biografías o mitos populares desparramados de algunos íconos (y de otros que no lo han sido tanto) del género a lo largo de los años. La biografía de The Rolling Stones explica mucho de algunos de esos tópicos tan atacados por el status quo, una historia que parecía buscar en los excesos la autodestrucción consciente. Luego de firmar en la portada de su carrera una etapa dorada, la justicia inglesa quiso hacerle justicia a las buenas costumbres transformándose en impuestos desorbitados, hecho que terminaría llevando a los ingleses a instalarse en la tierra de Napoleón. De esta etapa de persecución nacería el disco que de alguna forma resume lo que otros han convertido en cliché. “Exile On Main Street” es el disco que describe muy bien eso de sexo, drogas y rock and roll, y al final de cuentas, el álbum que sintetizaría la carrera de una de las bandas más importantes de la historia del género.
El sur de Francia acogió a los Stones, una villa cerca a Cannes para ser más exactos, lugar en donde Keith Richards poseía una mansión que en el pasado fue refugio para altas autoridades nazis. Un lugar que se prestaba para unas largas vacaciones, y que los ingleses con una ingenua sabiduría complementaron con horas de trabajo. Al parecer, no sólo fueron huéspedes los integrantes de la banda (con sus respectivas familias) sino que además estuvieron todas las personas inmersas en el proyecto así como los amigotes de la banda que querían ser participes del bacanal que se vivía al interior de la propiedad. Fueron meses en que se vivía y respiraba rock and roll, donde las drogas, el alcohol y el sexo eran el banquete que ingería la tribu y toda esa vida decadente se percibe en el álbum. Keith Richards era el motor del proyecto, quién hacía del libre albedrió un mandamiento, y de la clara influencia negra de las notas salidas de su guitarra el andamiaje desde donde sostendría un retazo de Sodoma moderno. El disco se inspiró al interior de esa decadencia y se grabó en el sótano de la mansión. No hubo material bajo el brazo para esta ocasión todo surgía a consecuencia, y como dirían en el sur de España, del duende. A veces se me hace imposible creer que se pueda crear un álbum a partir de la espontaneidad, pero este disco me demuestra que hay algunas excepciones que se pueden catalogar como cumbres de la música popular de nuestro tiempo, un testimonio de libertad al límite. Luego de este disco el desenfreno de la banda bajó en intensidad (hasta Mick Jagger posee hoy en día un título nobiliario otorgado por la reina). Sin embargo, nadie puede negar la importancia de los Stones en la historia del rock and roll, y de su contribución a la demonización eterna del género por parte de quienes siempre quieren tenerlo todo bajo control.
Exile On Main Street
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