Los 90’s fue un década en que la electrónica dejó de ser el conejillo que servía para la experimentación sonora (como en los 70’s) o el intruso más sofisticado que penetró en el mundo del pop(lo que acontenció en los 80's). Dicho lapso de tiempo sirvió para asentar una cultura de club, que se movía con vida propia, entre el baile y las drogas, entre el hedonismo y las noches eternas. El Reino Unido se convirtió en uno de esos centros en donde la euforia reinaba. Alan Fitzpatrick continúa con la tradición de esa electrónica cuya virtud principal es estirar la noche.
“Shadows in The Dark” es el debut de este músico-productor, que no sólo confecciona un álbum que tira del hedonismo, sino que además tiene como núcleo unos acabados de orfebre que dan al oyente la posibilidad de ensimismarse. Al parecer las canciones no siguen un patrón establecido, ya que el acabado va llegando en la medida que cada canción se va desarrollando. Se mezclan las texturas rugosas, las voces metálicas, el bajo profundo, los ritmos latinos, etc, para finalmente lograr un álbum disfrutable, pero que escuchado con atención se antoja complejo.
Shadows in the Dark
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