Con el pasar de los años he llegado a la conclusión de que el punk o cualquier otro género que derroche energía a borbotones terminan por agotar al oyente, situación que me parece lógica ya que nuestro cuerpo y cerebro no siempre muestran la misma intensidad en las diversas etapas de nuestra vida. Por eso celebro cuando una banda se las ingenia para mantener intensidad y al mismo tiempo cordura, es decir, equilibrio. Es el caso de No Age, dúo de Los Ángeles que con un tercer disco en el mercado van concretizando las esperanzas que la prensa especializada tiene en ellos.
“Everything in Between”, el tercer álbum de No Age, muestra una idea más coherente que en los trabajos previos, ya que el ruido aparece controlado, más encauzado aunque no por ello menos intenso. El contrapunto siempre es la percusión minimal que sirve de marco adecuado para atrapar las descargas eléctricas que por lo general se funden con la inaudible voz de Randy Randall. “Everything in Between” es un álbum que va más allá de la angustia adolecente, de la desesperación hormonal y que ,por el contrario, se instala dentro de los trabajos de los artistas que sí saben lo que hacen.
Everything in Between
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