A la primera escucha, parecería que Morning Phase, el nuevo álbum de Beck, es el trabajo de alguien entrando a la edad madura, contemplativo frente al entorno, pero reducirlo a ello sería injusto. Es cierto, la nueva entrega tiene un punto de vista pasivo que incluso muchos relacionan con la paleta sonora y sensaciones instrospectivas de Sea Change (2002), aunque luego de doce años es evidente que la perspectiva es más sabia y por lo tanto más ambiciosa. Morning Phase, es un álbum cálido, en el que se puede apreciar el manejo de los diversos recursos que posee el artista norteamericano, aunque para la ocasión es evidente su fijación con el folk de los 60's. La creación de atmósferas varían de canción en canción, siendo la voz el epicentro de cada una de ellas. Los demás recursos se construyen alrededor de la voz de Beck Hansen: las orquestaciones, el ritmo -que marca la cadencia de casi todo el álbum-, el piano, el uso de las cuerdas, etc. No se debe pasar por alto que por momentos aparecen guiños a la psicodelia, al cosmic rock o al folk bucólico, elementos que el norteamericano usa en algunos cortes como recursos al servicio de las canciones, enriqueciendo sus posibilidades expresivas . En resumen, Morning Phase es un gran álbum, trabajo de alguien que trata de enfocar la vida como si de una mañana se tratara, como el despertar de aquella oscuridad engañosamente vivida que resultan ser los sueños, en fin, un álbum cálido que canción a canción se va despojando de ornamentos precindibles para finalmente lucir aquella desnudez emocional que puede resultar ser la música cuando persigue la belleza.
Morning Phase
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