Luego que hace cuatro años llamaran poderosamente la atención con su interesante debut, The Fool, Warpaint saca al mercado la continuación del mismo, un álbum homónimo que divide opiniones, pero que a mí parecer está dentro de esa búsqueda por conseguir una identidad artística propia. Con The Fool partieron de la oscuridad propia del post punk, quedando además claro que se trataba de una banda de jam, se sentía la química entre ellas, dejando como resultado canciones oscuras pero a la vez robustas, vitales. Para Warpaint el cuarteto sigue manteniendo esa tendencia hacia lo oscuro, pero ahora las canciones son más atmosféricas, con trazos dibujados por las cuerdas que amplían el espacio, y un mayor protagonismo del ritmo: el bajo con una evidente influencia del dub, y el poliritmo propio de la música negra norteamericana otorgado por Stella Mozgawa, nueva baterista de la banda. El nuevo álbum nos invita a sumergirnos en las atmósferas creadas, a perdernos en ese mar de texturas y ritmos (algunos las ubican en las coordenadas del trip hop), situación que por lo general consiguen pero en algunas canciones naufragan en el intento (sobre todo las que plantean como baladas). Sin embargo, y como mencioné líneas arriba, el cuarteto va encontrando una identidad artística que si bien nos remite a sus referentes (Cocteau Twins, The Cure, Portishead,etc) terminan mostrándonos sus verdaderas inquietudes.
Warpaint
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