A Laura Marlin la llaman “la nueva Joni Mitchell”, y eso que tan solo tiene 21 años. “A Creature I Don’t Know” es el álbum que la confirma no solo como una promesa sino como toda una realidad. La británica ha logrado, a sus pocos abriles, crear un disco maduro, lleno de profundidad. Parece que en el cuerpo de Marlin habita un alma con más de cien años de edad que es capaz de observar con sabiduria los diversos matices del corazón en relación con el fenómeno inabarcable del amor. Una base rítmica mínima llevan al oyente a una zona no conocida pero que se intuye familiar. Según algunas críticas esta ambigüedad en la música de Marlin se debe a que en sus letras no se encuentran rastros de un momento espécifico, ya que la inglesa evita recurrir a referentes que permitan relacionar sus relatos con un determinado contexto histórico. Mi hipótesis es que quizás esta manera de escribir se debe a que es más fácil ser empático cuando la historia contada muestre menos referentes específicos que limiten el poder de una canción. Quizás me equivoque al tratar de entender las verdaderas intenciones de Marlin, aunque sí tengo la certeza de que estamos ante el nacimiento de una artista que dará que hablar en el futuro.
A Creature I Don't Know
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