Ryan Adams es de esos autores prolíficos que sin embargo también se caracterizan por lo irregular de su obra. Desde hace mucho se espera EL álbum con el que Adams de el salto definitivo al star system , situación cada vez más improbable debido a su complicada personalidad que no solo le facilita conflictos con la gente que lo rodea sino también consigo mismo. Pero parece que para este 2014 Adams ha recuperado algo del norte con su álbum homónimo, nostálgico no solo en las letras sino también en el sonido, que de cierta forma se sitúa en álgun punto entre las décadas del 70 y los 80, periodo en el que el soft rock y el rock de raiz acaparaban el protagonismo con un Bruce Springsteen en todo lo alto y un Tom Petty prolífico, por señalar a dos de los más importantes protagonistas de aquella época.
La producción de Ryan Adams intenta con éxito dar forma robusta a estos once temas en los que se puede apreciar la calidez de las cuerdas, los arreglos cristalinos, y , cuando es necesario, los toques retro que otorga el organo Hammond. Las letras también invocan al pasado, como una revisión de lo acontecido en la carretera en la que este trovador nacido en Carolina del Norte expulsa los demonios acumulados durante su carrera. En resumen, Ryan Adams es el álbum que quizás Adams necesitaba para situarse nuevamente como artista, nostálgico y a la vez agradable para el oído.
La producción de Ryan Adams intenta con éxito dar forma robusta a estos once temas en los que se puede apreciar la calidez de las cuerdas, los arreglos cristalinos, y , cuando es necesario, los toques retro que otorga el organo Hammond. Las letras también invocan al pasado, como una revisión de lo acontecido en la carretera en la que este trovador nacido en Carolina del Norte expulsa los demonios acumulados durante su carrera. En resumen, Ryan Adams es el álbum que quizás Adams necesitaba para situarse nuevamente como artista, nostálgico y a la vez agradable para el oído.
Ryan Adams
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