Uno de los puntos que siempre me ha parecido interesante dentro de la música es que ésta traspasa las barreras de cualquier lengua, logrando captar la esencia de cualquier tipo de lenguaje. Para hablar en cristiano, la música nos permite entender-o quizás sea más apropiado decir percibir- sensaciones a pesar de que no entendamos sobre qué carajo se está hablando. Muchas veces necesitamos leer las letras para entender sobre qué expresa un artista en una lengua ajena a la nuestra. Con Shugo Tokumaru, cantautor japonés radicado en Estados Unidos, no necesitamos saber su lengua madre para comprender el mundo que construye sirviéndose de ese fino barroquismo pop que lo caracteriza.
En el 2009, el cantautor japonés se hizo conocido comercialmente por “Rum Hee”, canción que Sony utilizó para los comerciales de la portátil Vaio. Para el 2010 nos entrega un nuevo álbum, “Port Entropy” que sigue la estela de su barroquismo pop, caracterizado por los innumerables instrumentos utilizados e interpretados por el mismo. Sin embargo, a pesar de navegar en las formas, no cae en la insustancialidad, y en cambio el cantautor logra crear un mundo mágico, lleno de sensaciones, siguiendo probablemente el legado del mejor Brian Wilson. Los sonidos persiguen los colores que alimentan el mundo de juguete creado por Tokumaru, un artista que nos recuerda que la música puede atrapar la esencia de las cosas.
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