Era una incógnita lo que sería el nuevo trabajo de Sharon Van Etten luego del fantástico Tramp, álbum que la convirtió en una de las cantautoras más interesantes del último lustro. Digo interesante quizás no por lo novedoso de la propuesta, aunque sí por la sinceridad brutal de sus canciones, plataformas de catarsis que sin embargo no caían en el lamento excesivo. Dos años más tarde aparece Are We There, continuación de Tramp, aunque con cambios sustanciales en su sonido. Lo agridulce del amor sigue siendo el tema de su obra, su voz el conducto capaz de transmitir todo tipo de sensaciones en una misma canción, pasando de la ternura a la explosión en un mismo verso, cualidad que les da a las canciones un atractivo interesante para todo aquel que quiera vivir emociones extremas que al mismo tiempo resulten cercanas y creíbles.