Desde la portada del álbum podemos intuir lo que contiene el mismo. Un Damon Albarn sentado en posición meditabunda, con una mirada perdida en el entorno gris (o para ser más exactos, en el suelo gris) nos advierte que Everyday Robots es cualquier cosa menos un disco alegre. La advertencia anunciada con el lenguaje corporal mostrado en la portada se confirma cuando escuchamos el disco: una mirada nostálgica, melancólica, en el que Albarn medita sobre los errores pasados aunque, según las entrevistas ofrecidas a algunos medios, confirma que las canciones no son necesariamente autobiográficas. La música ahonda los sentimientos producidos por el devaneo meditabundo de su autor, sobre todo en base a todo lo aprendido por el ex Blur durante su carrera post- brit pop. Es así que con ese soul compuesto en base a una caja de ritmos, arreglos propios del calipso o reggae, world music y un piano que en algunas canciones se vuelve protagónico, Albarn construye las canciones que por lo general presentan un estado de ánimo sombrío, sin apenas detalles que den algo de luz. Damon Albarn confirma con Everyday Robots que sigue en racha y que ya no quedan dudas de su capacidad como singer songwriter.
Everyday Robots
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