Hay discos que estremecen porque abarcan ciertos tópicos que nosotros preferimos evitar aunque tengan que ver con nuestras vidas. El vacío existencial, la muerte, la violencia, etc. son temas molestos, densos, difíciles para presentarlos en un formato-en este caso musical- que tiene la particularidad de, por lo general, ofrecernos escapismo. Desde sus inicios con la Velvet Underground, Lou Reed ha sido un artista muy poco proclive a las concesiones, por el contrario, siempre ha sido una espinilla molesta, y “Berlin”, un álbum menospreciado en su momento, es considerado hoy en día todo un clásico a pesar de la dificultad que plantea.
“Berlin” es un álbum conceptual que narra la historia de Jim y Caroline (dos bohemios norteamericanos que se encuentran en la ciudad del muro) y la progresiva degradación de la relación a consecuencia de dos personalidades autodestructivas. Si bien la primera parte del disco narra la vida bohemia de los personajes, la segunda es la narración del ocaso, de las consecuencias de la vida acelerada que llevan.La historia se va enturbiando a medida que avanza el disco, siguiendo un guión a priori planteado, aunque al parecer la etapa que estaba pasando Lou Reed no era muy ajena a la de sus personajes, y por eso la derrota de Jim y Caroline parece ser real. Concebida como una ópera rock, “Berlin” se nutre de una orquesta, que si bien le otorga cierto halo complejo lo que sobre todo le da es densidad. Quizás por esta razón el ambiente creado alrededor de las narraciones de Reed es sombrío, lúgubre, difícil de soportar. En la última canción, “Sad Song”, caemos a un abismo de desesperanza, a un hueco completamente vacío. Nadie esperaba que luego de”Tranformer”, su celebrado álbum de glam rock, Lou Reed iba a entregar una obra tan devastadora como “Berlin”.
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