El tercer disco de
Sharon Van Etten, cantautora nacida en Brooklyn, la consolida como una artista auténtica, que de a pocos va encontrando su propia voz. En "
Tramp", su nuevo disco, las guitarras acústicas se distorsionan casi de manera imperceptible, logrando un sonido claro y a la vez lento, dando la sensación de pereza,pero no de aquella nacida del desinterés o el descuido sino más bien de un estado de ánimo nacido en la idea que da vida al disco.
Son el amor y sus caprichos los motores de "Tramp", y la confesión el vehículo por el que sentimientos tan eternos se perciban con nitidez. La voz de Van Etten moldea cada sensación, cada detalle, como si desde allí hubieran nacido las canciones más sentidas. Un disco delicioso, que se disfruta en medio de la ilusión o en el rincón de una habitación solitaria.