
En tiempos actuales toda obra cultural nacida en la sensibilidad y/o el intelecto tiende a morir pronto. Los nombres vienen y van porque vivimos en el reino de lo efímero, porque el mercado impone sus leyes, dictamina qué es caduco, porque para la industria no hay espacio para aquello que trascienda en el tiempo. Sin embargo, una de esas anomalías que mantiene vigencia dentro de la cultura pop se llama
Pet Shop Boys. El dúo de Londres sorprende con un nuevo álbum en menos de un año, el más que disfrutable "
Electric". Cuenta
Neil Tennant que "
Electric" era, en principio, un proyecto de
Chris Lowe, pero que luego de compartir opiniones acerca del mismo llegaron a la conclusión que ese material era propio de
Pet Shop Boys y no tanto un proyecto paralelo. Con "
Electric" el dúo hace una especie de homenaje a su propia carrera, y quizás cierra con broche de oro su relación contractual con la poderosa
Parlophone.
El álbum se enfoca en los beats, las luces de neón, la pista de baile y en su adoraba cultura pop (tan vilipendiada por las generaciones que descubrieron la música alternativa con
The Strokes) aunque
sin renunciar a la temática madura a la que siempre recurren.
Desde "Axis", la primera canción del álbum, deja en claro las intenciones del dúo a lo largo del mismo, ecos de Giorgio Moroder, deuda para con el acid house, pero también para con ellos mismos, etc. elementos que ellos dominan como viejos zorros que son. El tiempo transcurre, todo a su alrededor muere, pero los
Pet Shop Boys siguen bailando. Y nosotros con ellos.