Kanye West-Yeezus



Tras su titánica ópera-rap (My Beautiful Dark Twisted Fantasy), Kanye West se ha relajado estos últimos años con dos discos más livianos, uno excelente (Watch The Throne, con Jay-Z) y otro olvidable (G.O.O.D. Music Cruel Summer, con toda su troupe de abanderados), peso a pesar de los buenos momentos contenidos en ambos discos, había muchas ganas de escuchar algo suyo en solitario. Tras muchos debates, especulaciones, amor, un niño en camino y demás, y en la tradición inaugurada este año por David Bowie de discos ninjas, Yeezus salio hace unos meses sin casi promoción (unas espectaculares proyecciones en varios edificios del mundo, y poco más) e incluso sin portada.

Yeezus suena tan anticomercial como su "portada" y su "campaña" de promoción: es abrasivo, minimalista en su paleta de beats, synths, bastante autotune (un gesto tan troll hacia todos los que odiamos este efecto y creemos que Kanye no sabe cantar, que es casi tierno) y efectos disonantes siempre imprevistos, como gritos de terror, sirenas y demás, lleno de contradicciones tanto musicales como líricas, sin casi singles radiables (sólo Send It Up y Black Skinhead, con su beat prestado de Marilyn Manson, huelen a single) y que recuerda a Chicago, ciudad fascinante en la que en invierno hace un frío del carajo, y que es cuna de algunas de las mejores y más extrañas cosas que les ha pasado a la música electrónica, como el house o el juke, todos muy presentes en el disco. No es un sonido revolucionario: para los fans de El-P, Death Grips, TNGHT o el catálogo de la discográfica Antikon, no hay nada especialmente extremo o desafiante en Yeezus. Es el hecho de que un titan de las listas de ventas como Kanye haya decidido dotar a su disco de este sonido lo que resulta sorprendente, y tremendamente refrescante. Deja claras sus intenciones en todos los frentes desde el primer tema, On Sight, un bombazo concreto y directo que suena a electro potente pasado por una NES escachafurriada, y en el que Kanye deja ver tanto sus debilidades líricas rellenas con alguna frase suelta ingeniosa o chocante ("black dick all on your spouse again"), como el tema central del disco, que es básicamente una continuación de lo escuchado en su anterior entrega en solitario: Kanye West es un dios caprichoso y consumista, que intenta fijarse y denunciar los problemas sociales (sobre todo en la gloriosamente minimalista y apocalíptica New Slaves), pero que es consumido constantemente por su ego, mas grande que el Empire State Building, y sus ansias de fiesta constante.

En ese sentido, Yeezus es un testimonio fascinante de una de las personalidades mas interesantes del panorama pop, una especie de sátiro capaz de lo mejor y lo peor, normalmente al mismo tiempo. Debido a esto (y menos mal que Rick Rubin impuso un poco de cordura justo antes de publicarse) muchas canciones no son precisamente para tirar cohetes, como I'm In It, Hold My Liquor (ni Justin Vernon puede salvar esta mediocre balada house) o Guilt Trip, las cuales o disparan en demasiadas direcciones a la vez, o se quedan a mitad de todo. Eso sí, las buenas están a la altura de su leyenda, especialmente la demoledora Blood On The Leaves, que es capaz de mezclar la versión de Nina Simone de Strange Fruit con un poco de autotune y las trompetas demoníacas del R U Ready de TNGHT, y salir airoso del envite. Y si, como dije en el párrafo anterior, Kanye es un poco trollete, la desarmante Bound 2 es su trollada final: tras un disco que rompe radicalmente con su carrera anterior, se permite mirar al pasado, y recuperar un clásico olvidado del soul de Ponderosa Twins Plus One para construir una desarmante oda a su actual mujer que suena descaradamente a su primer disco.

Lleno de diferentes productores (Rick Rubin, Daft Punk, No ID, Mike Dean, Hudson Mohawke, Gesaffelstein,etc.), Yeezus es tan contradictorio, intenso, impredecible, absurdo, y genial y al mismo tiempo irritante como su autor principal: encontrando la genialidad a cada paso y perdiéndola al siguiente. Y, y esto es lo más excitante, descolocando al oyente lo suficiente como para que no sepamos qué camino va a seguir en el futuro. Aunque sea un tipo al que nos encante odiar (y a veces con razón), si no existiera Kanye West habría que inventarlo, porque el mundo sería bastante menos irritante, pero también mucho menos impredecible y excitante.

Nota: 7/10
Mis favoritas: On Sight, New Slaves, Blood On The Leaves, Send It Up, Bound 2


Nota: 7/10
Mis favoritas: On Sight, New Slaves, Blood On The Leaves, Send It Up, Bound 2


Daniel Diaz





Yeezus

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