Hubo algún tiempo antes del punk en que la actitud era más que una pose y la música sonaba algo más peligrosa. Los Stooges, New York Dolls, Ramones y, más atrás, las bandas de garage rock, eran el ejemplo más visible de que la crudeza podía ser un elemento importante dentro del rock. Hace poco llegó a mis manos el debut de Disappears, banda conformada por unos rockeros veteranos de Chicago, que recuerda a la época en que la crudeza aparecía como alternativa a la blanda propuesta nacida de la filosofía hippie y el rock progresivo.
“Lux” es un álbum que no trae nada nuevo, pero que se disfruta por la frescura que atesora, aunque eso de frescura es sólo una manera de decir, ya que lo que brota de “Lux” es pesadez y oscuridad. La guitarra cobra la forma de remolinos acercándose al shoegaze, pero con una aspereza que se antoja intensa. Las canciones son construidas con un mínimo de elementos, y quizás por momentos suene algo repetitivo, pero acaso, la música más peligrosa, la que se consume de manera intensa, no es la que se basa en pocas ideas? El peligro en el rock muestra nuevamente sus fauces.
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