Ya no es extraño tener entre manos un álbum proveniente de algún país nórdico. La escena en dichos países se ha convertido –junto a la canadiense- en una alternativa muy válida, con identidad propia y una serie de virtudes que ya no sorprende. Lo curioso es que la banda islandesa que nos ocupa hoy, Hjaltalin, mira con atención al soul norteamericano, y lo inserta en el barroquismo que caracteriza a la música de su país.
En el álbum debut, “Sleepdrunk Sessions”, ya mostraban señas de su identidad, aunque para esa ocasión recordaban en mucho a unos Belle and Sebastian inmersos en un mundo de finas cuerdas e instrumentos de viento. Ahora, en su nuevo disco, “Terminal”, muestran un apego fuerte al soul de los 70’s, con pequeños guiños al funk y a la música disco, aunque también está presente una leve brisa tropical. La voz áspera de Hogni Egilsson otorga profundidad, y cuando se presenta como contrapunto de la suave voz de Sigridur Thorlacius logran ganar en emotividad. Estamos ante un disco de finos arreglos, propios de la música clásica, que mantiene a Hjaltalin cerca de la tradición musical de su país, y que seguro, dentro de poco, darán el gran salto al resto del mundo.
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