Haim-Days Are Gone


Dentro de la lista de debuts esperados de este año, el del trío californiano Haim estaba en los puestos más altos: los excelentes y extremadamente pegadizos adelantos Forever, Falling y The Wire mostraban a un grupo que hacía bastante más que un homenaje sentido al soft-rock setentero (antes vilipendiado y ahora justamente recordado y reivindicado), sino que construía canciones sinceras y fantásticas que, además de otras muchas influencias no precisamente ocultas, a veces sonaban a la mejor Stevie Nicks. Days Are Gone, su esperadismo primer disco, afortunadamente, está lejos de ser solamente una copia del Rumours de Fleetwood Mac, por ejemplo.

Como los tres singles antes mencionados ya mostraban, hay mucho de R and B noventero en su propuesta: TLC o En Vogue vienen rápido a la mente al escuchar temas como Days Are Gone, Send Me Down (bonus track de la edición deluxe) o la hipnótica My Song 5, el momento más mutante del disco, y que suena al Timbaland más minimalista que produjera un riff de guitarra que bien podria haber firmado el Trent Reznor más bluesero. Sin embargo, los dos momentos que más me emocionan del disco son precisamente dos de los menos eclécticos. El primero es la preciosa balada Honey And I, el momento más Fleetwood Mac del disco, y que es una de las canciones que mejor muestra la fuerza y destreza de la sección rítmica del grupo. El otro momento es el espectacular cierre del disco, Running If You Call My Name, una balada que habla sobre escapar a toda costa de algo, y que suena tan evocadora, épica y emocionante a todos los éxitos baladescos desgarrados de los ochenta, desde la Cyndi Lauper de Time After Time hasta el Phil Collins de In The Air Tonight, pasando por la Pat Benatar de We Belong, por citar tres ejemplos. Es una de las canciones del año, y dentro del disco es uno de los momentos que mejor muestran la fuerza y la riqueza de la voz de contralto de Danielle Haim.

Y con todo, lo mejor de Days Are Gone no son las influencias o la capacidad de evocar tiempos mejores para el pop comercial, a pesar de que se nota de que hay un trabajo bien hecho de estudiar influencias, arreglos y sonidos. Lo mejor de Days Are Gone es lo tremendamente sincero y de verdad que suena todo: no se atisban poses, ni bufandas en julio, ni gafas de sol a las doce de la noche, todo muy común en los discos que suenan a revival, sino que todo suena a tres chicas de unos veiniticinco años con una energía, pasión y sinceridad aplastantes, y que en todo momento parece que se estén dejando la piel en algunas de las mejores canciones de pop rock publicadas en años. Es algo que se puede corroborar en cualquier actuación que podáis ver suya: la energía y sinceridad que desprenden es contagiosa, y te hace botar aún más alto con los temas más movidos y dejarte la garganta coreando sus momentos más pausados. Y cuando la pasión y la sinceridad se juntan con la calidad, lo que queda es uno de los mejores debuts del año, a la altura de todo el hype que arrastraban ya. Y si de paso sirve para reivindicar a gente tan importante como Fleetwood Mac, Pat Benatar, Foreigner o Toto, pues aún mejor para todos.



Mi nota: 8.5

Mis favoritos: Falling, Honey & I, Running If You Call My Name



Daniel Díaz




Days Are Gone




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